Influencers

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jorge r. rueda

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Influencer:  Influyente. Persona que tiene capacidad de influir sobre los demás.

Uno de los fenómenos modernos que más perplejidad me causa es el de los influencers. Personas que, a través de las redes sociales, principalmente YouTube e Instagram, se dedican a colgar fotos y vídeos. Personas que tienen miles, incluso millones, de seguidores, y que han hecho de ello su forma de ganarse la vida. He tratado de indagar en internet para saber cuánto pueden llegar a cobrar, pero he empezado a marearme en el instante en que han aparecido frente a mí, cifras con más de cinco ceros. Porque, debéis saber que, algunas marcas, están dispuestas a pagar miles de euros a esas personas para que se hagan una foto con sus bolsos, zapatos, ropa interior, etc. Por no hablar de los youtubers, que dependiendo del número de visitantes y de reproducciones de sus vídeos, pueden llegar a ganar millones de euros al año. Vamos… que aquello tan cacareado del “sueño americano” es una minucia comparado con lo del “sueño del influencer”.

«Por no hablar de los youtubers, que dependiendo del número de visitantes y de reproducciones de sus vídeos, pueden llegar a ganar millones de euros al año.»

Captura de pantalla 2019-02-26 a las 10.21.36Y claro, uno se pregunta ¿cómo llega uno a convertirse en influencer? Muy buena pregunta. Lo cierto es que no tengo ni idea, así que de nuevo he acudido a internet y he empezado a indagar. Parece ser que hay, básicamente, dos maneras o caminos. Una es que ya seas famoso previamente, y aproveches esa fama para crearte una cuenta en Instagram. En poco tiempo tendrás miles de seguidores y entonces, es probable que las marcas acudan a ti para proponerte que te hagas fotos con sus productos y pagarte por ello. “Pero eso al fin y al cabo no es más que publicidad”, alegará alguien, pues claro… ¿qué creías que es un influencer?, “pensaba que era alguien que influía en los demás por su capacidad de ofrecer algo interesante o enseñarte algo útil”. Bien, ahora voy a eso.

La otra clase de influencer, como decía, es la del individuo que se graba a sí mismo y luego cuelga sus videos en su canal de YouTube, a la espera de que miles de personas necesitadas de un referente al que admirar, entren a ver sus vídeos y de esa manera generen los beneficios económicos que permitan al youtuber vivir de ello y hasta enriquecerse. Cabe esperar que tales vídeos estén provistos de un alto contenido científico, cultural, o de alguna manera contribuyan a mejorar la vida las personas que los ven. Y efectivamente, así es. Subjetivamente hablando, claro.

Captura de pantalla 2019-02-26 a las 12.00.11Lo cierto es que buscando otra vez en la bendita internet —¡qué sería de nosotros sin ella!—, he comprobado que los principales youtubers hacen cosas tan trascendentales como jugar durante horas a video juegos y explicarnos las imprescindibles estrategias que hay que seguir para poder avanzar de un nivel a otro. Algo sin lo que la mayoría de nosotros viviríamos perdidos en un mar de inconsolable confusión. O la elaboración de magdalenas de todos los sabores y aspectos posibles. Una actividad en auge cuya experiencia empieza a ser indispensable en cualquier curriculum mínimamente aceptable. Observar a un niño pequeño probando juguetes es una experiencia sumamente enriquecedora, hasta el punto de que un canal en el que se muestra exclusivamente eso, contabiliza más de 800 millones de visualizaciones. Manualidades, recetas de cocina, experimentos de todo tipo. Lo último que me ha dejado sin habla es un canal que se dedica a dar consejos sobre cómo organizar la ropa en los cajones y en los armarios. Y encima su propietaria se está forrando. Sugiero un canal (si es que no lo hay ya) donde se enseñen técnicas para quitarle el precinto a un compact disc o abrir esos malditos recipientes popularizados como abre fácil.

«Los principales youtubers hacen cosas tan trascendentales como jugar durante horas a video juegos y explicarnos las imprescindibles estrategias que hay que seguir para poder avanzar de un nivel a otro. O elaborar magdalenas de todos los sabores y aspectos posibles.»

Los ausentesEstá claro que los youtubers son los nuevos gurús del siglo XXI, prescriptores de lo que debemos ver, comer, consumir, pensar, en todos los terrenos: social, lúdico, vivencial, político, médico, etcétera. Y que nadie dude de que en el futuro serán objeto de estudio por parte de historiadores y sociólogos.

No quiero olvidarme de los bloggers. Son mundo aparte. Estos son los nuevos escritores y periodistas, generalmente autodidactas, y en muchos casos personas solitarias con un nivel cultural en la media de los concursantes de Gran Hermano, que carecen de amistades o de seres queridos que les digan honestamente: “en serio, búscate otra afición porque esto no es lo tuyo”. De estos hay a patadas, para llenar carros y carretas, y se dedican, principalmente, a escribir sus opiniones sobre libros, música, restaurantes, hoteles, etcétera. A menudo ofrecen sus filantrópicos servicios a cambio, tan solo, de que les envíes tus libros, o discos, de manera gratuita, para que ellos escriban una crítica elogiosa y ello contribuya a incrementar las ventas del producto y a lanzarte disparado hacia el estrellato. Yo he tenido el honor (que he declinado amablemente) de ser requerido por alguno de ellos. Otras veces acuden a restaurantes de prestigio, con la expectativa de comer gratis a cambio de escribir unas líneas en su blog, recomendando el local. Se ha dado el caso de que alguno de ellos haya sido invitado cordialmente por el propietario del negocio a trasladarse directamente a un lugar conocido popularmente como “la mierda”, y el mencionado blogger, obviamente muy agraviado, haya escrito una reseña vilipendiando al restaurante pese no haber probado jamás ni los entrantes.

«No quiero olvidarme de los bloggers. Son mundo aparte. Estos son los nuevos escritores y periodistas, generalmente autodidactas, y en muchos casos personas solitarias con un nivel cultural en la media de los concursantes de Gran Hermano…»

Síguenos en FacebookLa lista es infinita, y aun así estoy seguro de que surgirán nuevas tendencias capaces de dejarnos atónitos. Se me ocurre que no abundan influencers que enseñen en vídeos cómo dominar todas las posturas del Kamasutra sin romperse la crisma o herniarse; o de especialistas en descenso en monopatín, a tumba abierta y sin manos, de carreteras de montaña; tampoco me consta que proliferen expertos en cómo dar la vuelta al mundo sin un duro en el bolsillo y sin pegar palo al agua, o aquellos que aconsejen cómo convertirse en un Casanova y llevarse a las más guapas de calle aun siendo más feo y más tonto que Pichote, o cómo convertirse en un político inútil en 10 Síguenos en Twittersencillos pasos. Aunque para esto último no hace falta influencer, a la vista está. Todo se andará. Allí donde existe una necesidad, un nicho de mercado, se crea el órgano adecuado y aterriza el más avispado. 

Lo importante es entender que todos ellos triunfan porque vivimos en una sociedad en la que se nos ha hecho creer que lo más importante es recibir la aprobación de los demás. Y ello nos empuja a buscar nuevas formas de alimentar nuestro ego, aunque sea a través de acumular seguidores y amigos virtuales que nos inunden de “likes” y nos hagan pensar que somos importantes. Tanto, que tenemos la valiosa capacidad de influir sobre los demás. Y encima, con un nombre tan exótico y grandilocuente como el de Influencer. Porque, al menos en esto estaréis de acuerdo conmigo; suena de maravilla.

Jorge R. Rueda-firmaPuedes seguir al escritor Jorge Rodríguez Rueda en Facebook y en Twitter Si su novela, «Gente Corriente», no está disponible en tu librería habitual puedes adquirirla en Amazon.

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Autor- JJorge Rodríguez RuedaImagen de cierre de artículos

 

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