Sobre el micromachismo

Hay una película de los años setenta titulada “Manolo la nuit” en la que el protagonista monta un drama porque su mujer, supuestamente, le ha engañado con otro. Cuando ella le replica que él previamente la había engañado a ella, este responde con toda la naturalidad y rotundidad del mundo, que no es comparable, porque “yo soy un hombre”. Así, tal cual.

Esa secuencia, que en su momento pudo provocar algunas risas, no es que sea micromachismo, como lo llaman ahora, es que es machismo puro y duro, con mayúsculas. Este es solo un ejemplo, pero si vemos la filmografía española de aquella época no encontramos prácticamente una sola película en la que no haya una muestra de la mentalidad machista de aquellos años. Un machismo que probablemente casi nadie cuestionaba, pues estaba tan interiorizado en nuestra cultura que muy pocos se planteaban si era bueno o malo. 

De eso hace ya una eternidad, o sea unos treinta años, más o menos. Y ahora ya no somos machistas, por supuesto que no. Si hasta tenemos a Irene Montero como ministra de igualdad, ¿qué puede haber menos machista que eso? Lo que sí somos es un poco gilipollas. A ver, lo digo así en general, como sociedad, que como individuos nadie lo es, y si no preguntádselo a cada uno personalmente. 

Ahora por ejemplo se considera micromachismo abrirle la puerta a una mujer (a menos que esté cerrada por dentro y ella esté afuera) , cederle el paso o el siento del autobús, dirigirle algún comentario halagüeño que destaque alguno de sus atributos generalmente físicos, o (si eres camarero) ponerle a ella la fanta y a él la cerveza. 

Conviene recordar que “micro” proviene del griego que significa pequeño, y es un elemento compositivo que suele usarse para componer otras palabras, como; microclima, microscópico, microbio etc. Por otra parte, también es una unidad de medida que viene a corresponder a una millonésima parte. Eso quiere decir que un acto de machismo puede ser tan sumamente pequeño e imperceptible que solo sea apreciado por la receptora, pero que, no obstante, tiene todas las cualidades para ser calificado como “micromachismo”. En otras palabras, que si eres hombre y te tropiezas con una mujer especialmente capacitada para detectar micromachismos estás jodido. Mejor ni la mires, porque tu subconsciente podría traicionarte y dejar traslucir en tus ojos un brillo de lascivia que tú ni te vas a dar cuenta, pero que ella, no te quepa la menor duda, lo va a percibir y catalogar como micromachismo, dando lugar a una agresión sexual de la que tú no serás consciente, pero que está ahí.

Porque al final todo es tan personal y subjetivo qué, ¿quién tiene derecho a cuestionar los sentimientos y percepciones de los demás? Hemos visto un caso en el que una mujer se ha sentido víctima del machismo alegando que el aire acondicionado estaba a una temperatura adecuada para hombres, y no para mujeres, como si el clima entendiera de sexos. Otras mujeres se quejan de machismo cuando las dejan entrar gratis a las discotecas, yo no he conocido ninguna pero supongo que debe haber alguna que se ofenda por ello, porque más machista que eso… 

«Y es que ofenderse está de moda, y si además eres mujer pues lo tienes a huevo, porque como todo el mundo sabe existe una conspiración judeo-masónica y heteropatriarcal contra las mujeres. »

Y es que ofenderse está de moda, y si además eres mujer pues lo tienes a huevo, porque como todo el mundo sabe existe una conspiración judeo-masónica y heteropatriarcal contra las mujeres.  Que no os engañe el hecho de que cada día están más valoradas y destaquen con más brillantez en casi todos los campos, solo es una cortina de humo. 

Y ahora en serio, me gustaría saber quién fuel el o la imbécil que inventó la palabra micromachismo. ¿Acaso no nos damos cuenta de que actitudes como esa solo sirven para fomentar los extremismos? Y los extremismos, de sobra ha quedado demostrado, son peligrosos y muy dañinos.

¿De verdad es machista que a una niña se le ponga un vestido rosa, o que a un niño se le regale un balón de futbol? ¿Es racista comerse una bolsa de conguitos? 

Voy a contar una anécdota que escuché una vez por la radio: Una madre de una niña negra adoptada contaba que su hija fue castigada en el colegio por pegar a otra niña. Cuando la madre habló con su hija esta dijo que le pegó a la otra niña por llamarla “negra hija de puta”. La madre dijo que eso estaba muy feo porque era racismo y la niña respondió; “no me importó que me llamara negra porque lo soy, pero me molestó que te llamara puta a ti, porque tú no lo eres”. Esa anécdota ilustra que a veces ponemos el foco en el lugar equivocado y que vemos racismo (en este caso) o machismo o cualquier otra cosa donde no lo hay. 

Eso no significa que no exista el machismo o el racismo o el fascismo o cualquier otra actitud reprobable, lo único que digo es que debemos tener un poco de sentido común y no estar mirando siempre más allá para ver malas intenciones donde generalmente no las hay. Porque como dice el libro bíblico de Eclesiastes; “No te des prisa en tu espíritu a sentirte ofendido, porque el ofenderse es lo que descansa en el seno de los estúpidos”. O dicho de otra manera para que lo entendamos todos; ofenderse por cualquier cosa es de ser gilipollas.

JORGE R. RUEDA

Puedes seguir al escritor Jorge Rodríguez Rueda en Facebook y en Twitter Si su novela, «Gente Corriente», no está disponible en tu librería habitual puedes adquirirla en Amazon.

A Magazine

Franja Patrocinio Patreon & Paypal

1

Patrocina Ataraxia Magazine en PATREON desde 5$ (4,50€) al mes

https://www.patreon.com/ataraxiamagazine

Captura de pantalla 2020-05-12 a las 15.11.03

2

Patrocina Ataraxia Magazine mediante una donación por PayPal

3

Patrocina Ataraxia Magazine con 2€ por lectura mensual

A Magazine

email de contacto: ataraxiamagazine@gmail.com

Patrocina AtaraxiaMagazine: https://www.patreon.com/ataraxiamagazine 

Síguenos en Twitter: https://twitter.com/ataraxiamag

Síguenos en Facebook: https://www.facebook.com/ataraxiamagazine

Imagen de cierre de artículos